Miki López
El pesquero «Abelán» había largado los aparejos a las cinco de la madrugada, cuando el mar era solo rutina. «Cuatro horas después, al ir a recogerlos, ya podía olerse el fuel a gran distancia, vimos la mancha a media milla de Aboño y al levantar el aparejo todo era de color negro», relataba el patrón del «Abelán» y también patrón mayor de la Cofradía de Pescadores candasina «Nuestra Señora del Rosario», José Ángel Gutiérrez. Él y sus pescadores fueron los primeros en dar la voz de alarma.
«Mi embarcación estaba en medio de una enorme mancha, por lo menos de dos kilómetros a cada lado, y uno o uno y medio de ancho», asegura Gutiérrez. No sólo era extensa esa mancha de fuel, sino que también tenía «un gran espesor, lo suficiente para dejar los aparejos cubiertos». Fue el único pesquero que navegó hacia oriente, hacia Aboño, ya que el resto tomó otra dirección.
Al mediodía, y ya con el plan territorial de contingencia por contaminación marina accidental (PLACAMPA) desplegado desde el Principado, las playas de Xivares y Peña María estaban cubiertas por un manto negruzco. Fue el momento elegido para clavar las banderas rojas en la arena. Un acto que se reprodujo al mismo tiempo en Carranques, Perlora, y Palmera, en Candás. La costa entera de Carreño estaba tapada por el galipote, aunque la mancha no había saltado a los concejos vecinos.
Los trabajos de limpieza comenzaron por la tarde, por medio de operarios especializados en limpieza industrial procedentes de las empresas contratadas por HC Energía. Hasta cuarenta trabajadores, debidamente equipados, se afanaban en las playas llenas de manchas negras. Al mismo tiempo, técnicos en intervenciones acuáticas ya desplegaban sobre la bocana del puerto de Candás una tela impermeable para detener la probable entrada del fuel en el caladero.
Miki López
Fuente: La Nueva España
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